Los motivos más característicos de la estética del pasado consistía en chapeados en nogal, labrado a juego o chapeados de ostras a modo de decoración; a veces los frontales de los cajones y los tableros de las cómodas presentaban bandas cruzadas e incrustaciones decorativas.
En la actualidad predominan los muebles limpios de adornos, libres de artilugios superfluos. Hoy las ideas convergen hacia la calidad de los materiales y el uso polivalente de las piezas que componen el mobiliario.
El dormitorio, por ejemplo, se compone de espacios donde lo mismo se pueda dormir, trabajar o hacer gimnasia. Una especie de sala de estar nocturna donde los cabeceros, abatibles, lo mismo sirven como librería, escritorio o como mesilla de noche.
La cama lleva dosel con sistema para situar el televisor, el vídeo y un ordenador conectado a Internet. Los diseñadores pretenden ofrecer camas que sirvan para algo más que dormir, que proyecten un sentido amplio de lo funcional y de la nueva forma de vida del Hombre moderno.
Como el modelo presentado por Verónica Morata, una amplia y consistente mesa de centro que, al abrirse puede convertirse en una tumbona o en una cama de matrimonio integrada en un entorno lleno de luz y color. Igualmente sucede con la tumbona-cama que, al estar tapizada en textiles y piel, resulta apta para interiores y exteriores.
Y es que, para estas diseñadoras un dormitorio moderno debe conjugar elementos decorativos y prácticos, capaz de crear ambientes personales, íntimo y confortables.
Sillones que al extenderse pasan a ser futón; sillas inspiradas en el estilo clásico Luis XVI, miniaturizada y tapizadas en piel de color negro o tejido que imitan éste material en blanco.
Son piezas destinadas a convertirse en las protagonistas de la decoración, pensadas para poner un toque de distinción en el ambiente y que se encuadran dentro de la nueva tendencia del mueble moderno.
Proceden de Indonesia y se inspiran en modelos europeos y demás culturas asiáticas, fundamentalmente japonesa: muebles bajos, casi a ras del suelo pero muy confortables. Esta tendencia también se distingue por la miniaturización de piezas clásicas como la silla estilo Luis XVI.a